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El hidróxido de sodio (NaOH), hidróxido sódico o hidrato de sodio, también conocido como sosa cáustica (en España y México) o soda cáustica (en casi toda Hispanoamérica), es un hidróxido cáustico usado en la industria (principalmente como una base (química)) en la fabricación de papel, tejidos y detergentes. Además, se utiliza en la industria petrolera en la elaboración de lodos de perforación base agua. A nivel doméstico, son reconocidas sus utilidades para desbloquear tuberías de desagües de cocinas y baños, fabricar jabón casero, entre otros.
A temperatura ambiente, el hidróxido de sodio es un sólido blanco cristalino sin olor que absorbe la humedad del aire (higroscópico). Es una sustancia manufacturada. Cuando se disuelve en agua o se neutraliza con un ácido libera una gran cantidad de calor que puede ser suficiente como para encender materiales combustibles. El hidróxido de sodio es muy corrosivo. Generalmente se usa en forma sólida o como una solución de 50 %.
El hidróxido de sodio es una base altamente corrosiva que descompone las proteínas a temperaturas ambientales normales y puede causar graves quemaduras químicas. Es muy soluble en agua y absorbe fácilmente la humedad y el dióxido de carbono del aire. Forma una serie de hidratos NaOH-nH
2O.[2] El monohidrato NaOH-H
2O cristaliza a partir de soluciones acuosas entre 12,3 y 61,8 °C. El "hidróxido de sodio" disponible en el mercado suele ser este monohidrato, y los datos publicados pueden referirse a él en lugar del compuesto anhidro.
Como uno de los hidróxidos más sencillos, el hidróxido de sodio se utiliza con frecuencia junto con el agua neutra y el ácido clorhídrico para demostrar la escala de pH a los estudiantes de química.[3]
El hidróxido de sodio se utiliza en muchas industrias: en la fabricación de pulpa y papel, textiles, agua potable, jabones y detergentes, y como limpiador de desagües. La producción mundial en 2004 fue de aproximadamente 60 millones de toneladas, mientras que la demanda fue de 51 millones de toneladas.[4]